TRISTEZAS
Razones para llenar los rostros.
Lagrimas convertidas y negadas.
Pero, ¿quien las quiere?, ¿Quién
las solicita?.
Quizás, los nómadas escapando de
su existencia no deseada.
De aquí, de allá. Haciéndose vida
una y otra vez.
Llegan y se van, dejando rastros
profundos de vida.
Quizás, los que se quedan mirando
como desaparecen ilusiones.
Tratando de crear visiones de
alegrías, sólo obteniendo tristezas en los desiertos de lagrimas petrificadas.
Y se quedan con ellas al lado,
como vecinas casi perpetuas, como acompañantes de los caminos.
Quizás, las mujeres viendo partir
a los amados a las guerras, sabiendo que no volverán
Porque la tristeza las visitó en
sueños y les reveló la pérdida inminente.
Tristeza compañera casi eterna.
Quizás, los hombres sabiendo de
amores no correspondidos. Irremediablemente perdidos. Conociendo la fuga, poco
a poco, del amor.
Y esas esperas con nombres
diferentes, pero con el mismo apellido.
Tristeza.
También los encuentros le
reclaman.
Cuando se es ausente por tanto tiempo
sin llegar.
Desconocimiento ahora. La tristeza
se empeñó en olvidar.
Es que las tristezas son como las
ruinas del amor, que se caen y desaparecen poco a poco.
El polvo muerto de sentimientos
que tienen vida en las almas tristes.
Aquellas que están desoladas y
abandonadas, esperando morir, para vivir.
Las tristezas invaden las noches
sin preguntar.
Porque saben que son necesarias
para comprender y creer.
Aunque
no son invitadas.
JOSE DEJESUS
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